LA HISTORIA SIGUE IGUAL
Otra vez toca apretar el ingenio e intentar sacar algo cómico del resultado obtenido en Huelva, porque positivo no creo que se pueda sacar nada. Tengo que decir que el día anterior estuve en la capital onubense y me fue como en pocas ocasiones, incluso pensé que el betis con pasarlo la mitad de bien que yo, se llevaría los tres puntos. Pero no fue así y nos venimos con los bolsillos más vacíos que el estómago de Carpanta.
El partido fue… aburrido, pesado, pelma, soporífero, monótono, soso, tedioso, letárgico, ávido, inapetente, entre otras muchas cosas y al final me sentí, molesto, disgustado, importunado, irritado, decepcionado, abrumado, agobiado y aturdido, al ver que nuestro glorioso volvía a sucumbir ante un equipo, sobre el papel, bastante más inferior.
El equipo se mostró apático, frío, inactivo, descuidado, inapetente, impasible, displicente, insensible, indiferente, dejado y en ocasiones llegué a pensar que ni aunque el partido durara cinco horas llegaríamos con claridad.
La verdad es que, cuando veo al equipo intentarlo en varias ocasiones y no conseguirlo, mi frustración es menor porque ha sido fruto de mala suerte, más mala suerte que el hombre que compró todos los números del cupón de los ciegos para que le tocara y esa noche suspendieron el sorteo porque el presidente de la once había tenido una “visión”.
Pero esto no es lo que está sucediendo últimamente, veo al equipo con poca sangre, como si jugaran sin ganas, como si al entrar al campo se acordaran de los últimos capítulos de Candy, Candy y de lo único que tuvieran ganas es de estar en casa llorando a moco tendido.
Este miércoles tienen la posibilidad de callar bocas, en especial la mía, que empieza a dudar de la entrega de dichos jugadores, que por vestir la camiseta que visten, deberían estar corriendo como ratillas de alcantarilla y con más sangre que un capítulo de Hospital Central.
Afinemos nuestras gargantas y animemos para que nuestro Betis se convierta en el Betis campeón que todos queremos, pero por más que gritemos, si no hay entrega, no podremos ser más que una coral con muchos miembros apuntados, que no miembros amputados, aunque yo a algún árbitro le cortara alguno… dicho queda
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