NO HAY MANERA
Una vez más, y no son pocas, nos sentimos impotentes y con más mala cara que los pies de Frodo, viendo como el Betis se deja escapar unos puntitos que esperamos no echar en falta a final de temporada.
Que venga aquí un Numancia, más malo que un catarro con diarrea, y nos baile, era lo último que nos faltaba por ver. En ocasiones nos parecía estar jugando contra el Milán de los 90 de Sacci. Pues no, era el Numancia, un equipo de Soria, probablemente una de las ciudades más tristes de España, porque no me veo yo a un par de amigos hablando de sus vacaciones... ¿dónde has estado?... en Barcelona, que bonito, la sagrada familia, la rambla… ¿y tú?, yo en Soria, mucho campo, mucho campo…
La marcha verde no dio frutos, solo sirvió para que ningún jugador tuviera la más mínima duda de que la afición no es de diez, es de diez mil. Que en vísperas de semana santa, con el equipo como está, estuviera el campo como estaba, no pueden quejarse lo más mínimo.
Fue un partido tenso, con emoción, pero con impotencia, al ver como después de remontar, no sin mucho trabajo, un partido que se había puesto cuesta arriba, a nuestro portero le da por recordar la ONG que somos y le da talla de internacional a unos de los delanteros más malos de España, Aranda.
Si llega a parar Melli el penalti el campo se cae, de lo cual me alegro porque yo estaba en la parte de abajo, y me hubiera caído más gente encima que si Jenna Jameson saliera a la calle diciendo “Hoy gratis”.
Quedan nueve partidos y hay que ganar cuatro, sí, estoy haciendo cuentas y me piso los dedos, pero también contaba con la victoria ante el Numancia, ante el Osasuna, el Mallorca, etc…
Y para colmo, la semana que viene tenemos más bajas que el club de fans de Almudena de Gran Hermano. Tanto que esta mañana me ha llamado Chaparro por si no me importa ir esta semana a entrenar y ver si estoy para 70 u 80 minutos… todavía me estoy riendo. Yo no solo no estoy ni para 7 u 8 minutos, sino que simplemente, no estoy. Me voy a la playa, lo siento para los que no podáis, pero sí, me lo merezco, tanto trabajo altruista me tiene agotado si, a sú vez, lo sumamos al remunerado.
Así que nada, ¿qué no podéis iros en semana santa?, jua jua jua… digoo… perdón, os podéis pasar por la casita de la playa donde voy a estar, ¿qué dónde es?, sí hombre… cómo se llamaba, ah sí, un momento, que tengo que coger el teléfono, ahora te lo digo…
Dicho queda
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