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lunes, 3 de noviembre de 2008

CRONICA REAL BETIS - DEPORTIVO DE LA CORUÑA (CÓMICA)


SIN FALDAS Y A LO LOCO

Cuesta mucho, muchísimo, sentarme delante del ordenador para hacer una crónica cómica de un partido que ha tenido de todo menos eso, comedia.

El partido empezó aburrido, Elena Muñoz a mi lado tuvo ratos de somnolencia en los que empecé a temer por mi hombro, pero no, la jugada clave del partido solo tuvo una cosa positiva para mí, mi hombro no peligraba de sufrir una luxación o algo similar.

El árbitro de la contienda (este sintagma es muy periodístico) se encargó de despertarnos en esta fría noche en la que los osos polares se hubieran quedado en casa con la Rebequita.

No consideró oportuno detener el encuentro cuando dos jugadores béticos se chocaron de un modo bastante violento. Suerte que no les pasó nada pero, ¿y si se hubieran hecho un daño considerable? ¿Y si hubiéramos tenido que lamentar ese choque?, pues según los ojos del colegiado, el golpe no fue para tanto. Pues a ver si en el próximo partido te lo pegas tú contra el linier, o árbitro asistente como ahora se le llama, a ver qué tal te sienta que pasen de ti… campeón.

Parte de verdad hay en que a partir del primer gol deportivista, el Betis se fue con todos sus efectivos, tanto es así que en la defensa del Betis había menos gente que en el cumpleaños de Adán y Eva, y merced a esos claros llegaron los dos goles restantes.

Desde luego que el Betis que se vio el domingo no fue el mejor de la temporada, pero todo el mundo ha tenido un día tonto, ese día que te encuentras con alguien y le preguntas tres veces lo mismo, o cuando te tienes que ir a trabajar y cuando estás en el ascensor te das cuenta que aún llevas el pantalón del pijama puesto, o cuando lavándote los dientes notas un saborcillo raro y es que le has puesto al cepillo crema de afeitar.

Me cuesta mucho, de verdad, quiero llamarme cómico y lo soy, porque cobro por ello, pero hoy me cuesta un mundo sacar un punto de comedia a esta situación.

Solo me queda aferrarme a la esperanza, como si de las piernas de la Elsa Pataki se tratara, y pensar que esto no ha sido más que un traspiés, como ese resbalón que nos pegamos cuando vamos andando solos por la calle, que lo primero que hacemos es mirar hacia los lados para comprobar si alguien nos ha visto. Todos sabemos que hay dos tipos de forma de caerse, con gente o sin gente.

En definitiva, una jornada que no pasará a la historia por su buen juego, pero yo la recordaré por la buena compañía, un saludo enorme a Toni de Carmona, Dani Rider (de los pipen de toda la vida) y a mi compañera de fatigas Elena Muñoz, que sin ella, nada de esto me estaría pasando.

Gracias y dicho queda

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